domingo, 30 de marzo de 2014

Génesis. Sebastiao Salgado. Hasta el 4 de mayo.


Sebastiao Salgado, Iceberg entre la isla Paulet y las Shetlands del Sur, en el mar de Weddell. Península Antártica. Enero y febrero de 2005. Amazonas Images.

"Mis proyectos anteriores, Trabajadores, Éxodos y muchos otros, fueron periplos a través de las tribulaciones de la humanidad -recuerda-. Este, sin embargo, fue mi homenaje al esplendor de la naturaleza. Al viajar a pie, en embarcaciones, avionetas o globos, mientras fotografiaba volcanes, icebergs, desiertos y junglas, contemplé un mundo que no ha cambiado en milenios". Sebastiao Salgado.






Sebastiao Salgado, Vista de la confluencia de los ríos Colorado y Pequeño Colorado del territorio navajo. El Gran Cañón Parque Nacional comienza después de este cruce. Arizona (EE. UU.). Abril, mayo y junio de 2010. Amazonas Images.

La verdad que he tardado un poco en asistir a la muestra del fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado (8 de febrero de 1944, Aimorés, Minas Gerais, Brasil), y he de reconocer que me ha sorprendido gratamente. Una exquisita selección de más de doscientas impresionantes fotografías que nos remontan a los orígenes de la Tierra, a paisajes espectaculares sobre los que el hombre apenas a ejercido su influencia. Sin duda una gran propuesta para reflexionar sobre la belleza de nuestro frágil planeta y la necesidad de tomar medidas para preservarlo.

El Instituto Terra de los Salgado es la semilla de esta exposición. El objetivo de su creación era la  reforestación una propiedad rural de 700 hectáreas en Brasil, en el estado natal de Salgado, Minas Gerais. El proyecto fue todo un éxito, animando a Sebastiao y a Lélia a ir un poco más allá, emprendiendo este magno proyecto que es Génesis. La misión era explorar la belleza de nuestro planeta, aprehenderla a través del ojo de Salgado y hacernos conscientes de su fragilidad.


Sebastiao Salgado, Albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris), Isla Steeple Jason, Islas Malvinas, 2009. Amazonas Images.

La lente de Salgado se sitúa dentro de una fotografía de corte documental, realista, aunque con un profundo compromiso social. De formación autodidacta, dió el salto a su carrera fotográfíca casi a los treinta años de edad, y tras otros tantos a sus espaldas como profesional podemos decir que estamos ante uno de los grandes de nuestro tiempo. Cámara en mano, ha sido uno de los cronistas fundamentales del último tercio del siglo XX y principios del XXI, centrando su atención en los más desfavorecidos política y económicamente. Lejos de ser imágenes crudas, gozan de una belleza y un gusto estético memorable. La profundidad de campo y la luz prístina son dos de sus señas de identidad que nos hacen plantearnos cuáles son los límites entre la fidelidad documental, el compromiso social y el carácter artístico de sus fotografías.

Salgado, economista de formación, dedicaba su tiempo libre a su pasión: la fotografía. En 1979 llegó su gran oportunidad al unirse a la mítica agencia Magnum, fundada por cuatro de los grandes nombres de la historia del foto periodismo en 1947: Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, George Rodger y David "Chim" Saymour. Fueron quience años en los que Salgado captó algunas imágenes que pasaran a la historia de Estados Unidos, como las impactantes instantáneas que documentan el atentado que sufrió Ronald Reagan en 1981 durante un encuentro con líderes de la industria en Washington D.C.


Sebastiao Salgado, Las mujeres de la aldea Zo´é de Towari. Pará (Brasil). 2009. Amazonas Images.

Finalizada su relación laboral con Magnum, Salgado y su mujer Lélia Wanick se trasladan a París donde  fundan en 1994 su propia agencia llamada Amazonas Images. La pareja quería aprovechar el impacto y la fuerza de la fotografía como arma de denuncia. El instituto Terra, fundado en 1999, fue el siguiente paso que dieron en su compromiso con las causas sociales, económicas y medioambientales. La fuerza narrativa y visual que adquieren sus fotografías son un signo inequívoco de los valores y creencias que los Salgado vuelcan en su trabajo. En Génesis Lélia, como comisaría de la muestra, presta especial atención al mensaje: un canto a la majestuosidad y la fragilidad de la tierra, y una advertencia de lo que se puede perder. Si habéis tenido la oportunidad de visitar la exposición, creo que opinaréis lo mismo que yo: el mensaje llega, impacta y, desde luego, te hace reflexionar. Es imposible permanecer indiferente. 

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