martes, 15 de julio de 2014

El Museo Calouste Gulbenkian de Lisboa.




El Museo es fruto del amor al arte del financiero armenio Calouste Sarkis Gulbenkian (1869-1955), que a través de su Fundación, garantizaba la integridad e indivisibilidad de su colección.



La colección a primera vista da la impresión de ser bastante ecléctica. La visita al museo comienza por la colección de arte Egipcio, con una ambientación intimista que recoge un exquisito conjunto de piezas que abarcan desde el Imperio Antiguo hasta la ocupación romana.


La galería de pintura de Calouste Gulbenkian en su casa de París.

La Antigüedad Clásica se encuentra representada mediante la cerámica, el vidrio y la escultura, pero es la colección numismática uno de los aspectos más reseñables. A continuación el visitante accede a las inmensas salas de arte islámico con un sin fin de piezas de cerámica, vidrio, miniados, encuadernaciones y trajes, que dialogan con las espectaculares alfombras, azulejos y tejidos. Calouste Gulbenkian, de origen armenio (la fundación también cuenta con un significativo aunque pequeño núcleo de arte armenio), nació cerca de la ciudad de Estambul, hervidero cultural y foco fundamental de las influencias entre Oriente y Occidente, lo que explica en gran medida su sofisticado gusto coleccionista.


Panel de azulejos, Turquía, Iznik, 1545, Cerámica pintada bajo el vidriado, Museo Calouste Gulbenkian.

Entre las piezas más llamativas se encuentran los ejemplos de cerámica turca de Iznik del siglo XVI en los que la decoración floral naturalista había alcanzado un alto grado de madurez, destacando el uso del turquesa, del verde salvia, el violeta y el negro (para los contornos). Sobretodo resulta sorprendente la modernidad y simplicidad de los paneles de azulejos, tan presentes en otros ámbitos de Lisboa, en los que el estilo conocido como "quatre fleurs" (cuatro flores) ejemplifican el grado de calidad alcanzado tanto en la loza como en los azulejos turcos del período otomano.

Una vez recorridas las salas de arte chino, el Lejano Oriente da paso al arte occidental, comenzando el recorrido en la Edad Media, para indagar en el Gótico, la pintura flamenca e italiana, el Renacimiento y el Manierismo, hasta llegar a las excepcionales obras del siglo XVII holandés y flamenco.


Rembrandt Harmensz van Rijn, Figura de anciano, 1645, óleo sobre lienzo, Museo Calouste Gulbenkian.


Rembrandt Harmensz van Rijn, Palas Atena (?), 1660-1661, óleo sobre lienzo, Museo Calouste Gulbenkian.

Las dos obras del genio holandés que conserva el museo en sus colecciones, son representativas de algunos de los rasgos más destacados del estilo de Rembrandt, como el asunto de la vejez, el dominio absoluto de la luz a través del claroscuro, el esplendor de los dorados, la movilidad barroca y los elementos ornamentales suntuosos. Su Figura de anciano, es un tema recurrente en la obra del pintor, siendo éste lienzo en concreto el que dio origen a diversas copias y grabados debido a su admirable composición que aúna la simplicidad con una cálida paleta de color de inspiración veneciana; la Palas Atena, cuyo asunto hoy día sigue siendo discutido por los académicos, también refleja el gusto de Rembrandt por lo veneciano en esos rojos envolventes, en la densidad de la luz y el barroquismo del personaje.


Francesco Guardi, Fiesta de la Asunción en la Plaza de San Marcos, 1775, óleo sobre lienzo, Museo Calouste Gulbenkian. 

La colección también abarca las Artes Decorativas en la Europa del XVIII, anticipando el núcleo de pintura y escultura europeas del XIX a través de la mirada de Francesco Guardi sobre la Venecia del XVIII, una concepción del paisaje y la luz que adelanta lo que veremos un siglo después. A destacar la Fiesta de la Asunción en la Plaza de San Marcos, una veduta, considerada entre las mejores de la carrera de Guardi, donde representa la fiesta que celebraba la unión simbólica entre Venecia y el mar, creando un espacio fantástico de aspecto teatral por la vitalidad e inmediatez que la obra transmite.


El siglo XIX y sus vaivenes están bien representados en la colección. Desde el paisajismo inglés hasta el simbolismo, pasando por la Escuela de Barbizon, el Romanticismo, el prerrafaelismo inglés y los impresionistas. La visita se completa con un agradable paseo por sus jardines, uno de los pulmones de la capital lusa convertidos y lugar de recreo para los lisboetas donde disfrutar de la naturaleza y de la amplia propuesta cultural al aire libre de la Fundación Calouste Gulbenkian.

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