sábado, 20 de septiembre de 2014

Andrea Mantegna (1430/31-1506): breve biografía de uno de los padres del Renacimiento.



Mantegna, Andrea, Cámera picta, L´oculo, (1465-1474), fresco, Palacio Ducal de Mantua, Mantua.

Andrea Mantegna (1430/31-1506) nació en una pequeña localidad italiana situada entre las ciudades de Vicenza y Padua. Ésta última, uno de los grandes focos humanistas del siglo XV, además de un importante centro económico y social, fue la urbe elegida por su padre para iniciar a un joven Mantegna, con apenas once años, en el arte de la pintura.






(Izq.) Mantegna, Andrea, San Sebastián, 1459, temple sobre tabla, Kunsthistorisches Museum, Viena.
(Der.) Mantegna, Andrea, Retablo de San Zenón, 1457-1460, técnica mista sobre tabla, San Zenón, Verona. Detalle del panel central del Retablo de San Zenón. Virgen con Niño y ángeles.

Los siguientes siete años de su vida transcurrirían como aprendiz en el taller de Francesco Squarcione (1394/97 - 1468), un pintor secundario de la ciudad, del que consiguió liberarse al cumplir los dieciocho años. Su indudable talento le hizo granjearse el favor de las grandes familias de Padua, que contaron con sus pinceles para el ornato de capillas privadas y la realización de imponentes retablos como el de San Zenón. 

La habilidad de Mantegna llegó hasta la corte de Mantua, donde gobernaba uno los mecenas más influyentes y poderosos de todo el siglo XV: Ludovico III Gonzaga, el marqués de Mantua. Pese a requerir sus servicios en 1456, Mantegna siguió trabajando en Padua para terminar algunos encargos de importancia. Entre los encargos se encuentra su archiconocido San Sebastián.

La representación del asaetamiento de San Sebastián era una oportunidad excelente para que Mantegna desplegara su gusto clasicista. Efectivamente, el desnudo masculino se asemeja a una imagen idealizada clásica, e incluso el paisaje incorpora lo que parecen ruinas romanas, aunque no con un afán arqueológico, pues incorpora elementos propios de su tiempo. La idea de esta construcción un tanto eclecticista era reflejar el fin del paganismo y el triunfo del cristianismo. Como dato curioso destacar la figura de un jinete barbado que forma una de las nubes que coronan el paisaje en la parte superior de la obra; es un divertimento que el pintor realiza en otras obras, a modo de juego pictórico en el que refleja como esas formas aleatorias creadas por la naturaleza, inspiración de artistas, son superadas por la perfección de los pinceles de Mantegna. 



Mantegna, Andrea, Cristo muerto, 1464-1500, temple sobre lienzo, Pinacoteca de Brera, Milán.

Una de sus obras más conocidas es el famoso Cristo muerto, conservado en la milanesa Pinacoteca de Brera y reflejo del afán rupturista del arte de Mantegna. La composición está dominada por un escorzo exagerado del cuerpo de Cristo, que casi traspasa los límites del marco; la quietud de los protagonistas, figuras casi escultóricas características de Mantegna, y un cromatismo apagado, consiguen una efectiva simulación que nos sitúa como espectadores ante un tiempo irreal, marcando una clara distancia de la escena divina y el espacio real. El escorzo de Cristo obliga a fijar la vista en sus pies, bajando el punto de atención de nuestra mirada con el fin de mostrar humildad ante el cuerpo muerto del Salvador. Sin duda es una densa muestra de simbolismo pasionista, un cuadro de devoción que busca la empatía con el sufrimiento de su protagonista. Curiosamente, la obra se encontraba en el taller de Mantegna tras su muerte. Se desconocen el nombre del comitente y el destino de la misma, lo que hace pensar que quizá fuera una obra para su devoción privada.


Detalle de la pared norte de la Cámara de los Esposos, denominada la Corte.

Ludovico otorgó a Mantegna un salario anual y le nombró gentilhombre de su casa, a cuyo ornato dedicó en sus primeros años en la corte, destacando la Camera Picta (1465-1474). Esa estancia no es otra que la famosa Cámara de los Esposos, cuya iconografía gira en torno a la celebración política y dinástica de la familia Gonzaga con motivo de la elección como cardenal de Francesco Gonzaga.

En el ámbito personal, el pintor comenzó a acumular propiedades rústicas. En contadas ocasiones abandonará Mantua, permaneciendo al servicio de Ludovico y sus sucesores, Federico y Francesco II. Su estilo cada vez se vuelve más clásico e idealizado, como se aprecia en las obras que pintó para Francesco Los triunfos de César. Tampoco olvidemos El Parnaso y Palas expulsando a los vicios, ambas obras pintadas para la esposa de Francesco, Isabele de Este, con objeto de formar parte de su famoso Studiolo.


Mantegna, Andrea, Los triunfos de César, 1485-1505, Royal Collection, Hampton Court, Herefordshire.

En el madrileño Museo del Prado conservamos una destacada obra de esta personalidad del Quattrocento. Se trata de una pequeña tabla (54,5 cm x 42 cm) que narra de asunto del tránsito de la Virgen. Se trata de uno de los primeros encargos que recibe en Mantua al entrar al servicio de Ludovico Gonzaga, que se completa con el Cristo recibiendo a la Virgen de la Pinacoteca Nazionale de Ferrara. Como indica MIguel Falomir Faus (Pintura italiana del Renacimiento, Guía, Museo del Prado, 1999), la fuente escrita de este último momento terrenal de María se encuentra en los Evangelios Apócrifos y la iconográfica se basa en un mosaico situado en San Marco de Venecia diseñado por Andrea del Castagno. Sin duda nos encontramos ante una obra maestra por su perfecta composición que contrapone las líneas horizontales y verticales, el espacio interior frente al paisaje que se aprecia a través del vano (una de las primeras vistas topográficas de la pintura italiana).



Mantegna, Andrea, El tránsito de la Virgen, 1462-1492, técnica mixta sobre tabla, técnica mixta sobre tabla, Museo Nacional del Prado.
  Para terminar, no me gustaria dejar de comentar que Mantegna, además, dedicó su tiempo a la arquitectura, con soluciones novedosas como el patio circular que vertebraba el espacio interior de su propia residencia de Mantua, fue escultor, grabador y destacado dibujante. En definitiva, un referente para cualquier pintor y amante del arte italiano del Renacimiento.

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