viernes, 7 de febrero de 2014

Cezanne en el Thyssen. 4 de febrero de 2014 a 18 de mayo de 2014.

 Paul Cézanne, Botella, garrafa, jarro y limones, 1902-1906, Museo Thyssen-Bornesmiza, Madrid.

El Museo Thyssen de Madrid inaugura su temporada expositiva de 2014 con una monográfica (la primera desde hace 30 años) de la excepcional personalidad artística de Paul Cézanne (1839-1906), una de las "vacas sagradas" del arte moderno y "padre" artístico de figuras como Matisse o Picasso.



Cezanne site/non-site podrá verse en el Thyssen desde el 4 de febrero al 18 de mayo de 2014. El título de la exposición hace referencia la artista Robert Smithson, que proponía una vuelta al Cezanne apegado a la fuerza de las formas frente al reduccionismo que llega casi a la abstracción de los cubistas. Esa vinculación con las formas se convierte en una atracción hacia la tierra, la manera estructurada con la que capta el paisaje provenzal. El comisario de la exposición es Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, que enfoca la muestra, a través de 49 óleos y 9 acuarelas, en dos de las facetas más exitosas de Cézanne: el paisaje y la naturaleza muerte.  


 Paul Cézanne, Los castaños del Jas de Bouffan, 1885,Volkart Foundation, Suiza.

La expresión acuñada por Smithson site/non-site hace referencia a la dicotomía entre la pintura al aire libre o en el taller, pero también se puede trasladar a los géneros paisaje y naturaleza muerta. 

Paul Cézanne es considerado el padre de la modernidad por los artistas venideros. Nacido en una familia acomodada, su padre se oponía fervientemente a las inclinaciones artísticas de un joven Cézanne. Cediendo a los deseos de su familia, comenzó sus estudios de leyes que compaginaba con las clases de pintura. Aún cuando su madre y hermana ablandaron el corazón de su padre, que le permitió estudiar Bellas Artes en París, la inseguridad en cuanto a su futuro estaba ferreamente instalada en su interior que dudaba de sus dotes para la pintura. 

En París consideraba que no estaba su sitio, se sentía un bicho raro entre los pintores del momento, además fue rechazado en el examen de acceso a la Escuela de Bellas Artes, por lo que decide volver a Aix y se instala en la finca familiar de Jas de Bouffan. Aternará su retiro en la Provenza con sus viajes a la capital francesa, donde entra en contacto con la élite impresionista. Siente que su arte tiene una deriva más personal, los críticos no le comprendan y rechazan duramente su obra. Pero el marchante Ambroise Vollard es capaz de ver el inmenso talento de Cézanne y conseguirá que en sus últimos años sus cuadros sean áltamente apreciados y valorados. Gaugin, Pissarro, Monet o Renoir mostraron su admiración por el huraño y malhumorado "ermitaño de Aix".

Su retiro provenzal resultaron en un análisis casi obsesivo del paisaje. Cézanne es capaz de generar una revolución en la manera de estructurar el paisaje reduciéndolo a sus formas geométricas esenciales, es una clara intencionalidad de concentración de la naturaleza. Como los impresionistas, sale al aire libre para captar los matices de la luz, pero en sus obras no muestra esa obsesión tan típicamente impresionista por las estaciones del año o las horas del día. 


Paul Cézanne, El camino del bosque, 1870-1871, Städel Museum, Frankfurt am Main.

En sus paisajes aparecen las tensiones que obsesionaban a Cézanne. Como apunta Ernts Gombrich (Historia del arte, 1950, pp. 540-544), por un lado quería captar los ricos pigmentos de la naturaleza pero, por el otro, no quería sacrificar una percepción realista del paisaje. Es difícil llegar a comprender esta constante en su obra, lo que trasluce al espectador son lienzos tremendamente luminosos de sólida estructura y extrañamente armónicos. 


 Paul Cézanne, Bañistas, 1880, Detroit Institute of Arts. Legado de Robert H. Tannahill.

Las escenas de bañistas, tan populares y reiterativas en la producción de los últimos años de Cézanne, se complementan armónicamente con la naturaleza. Lo que en unas composiciones es un desnudo, en otras es un árbol antropomórfico. El desnudo y el paisaje se comunican sin perturbaciones en Cézanne.




Paul Cézanne, Naturaleza muerta con peras, 1895-1900, Wallraf-Richartz Museum & Fondation Corboud, Colonia.




En sus naturaleza muertas incorpora las formas naturales en los objetos geometrizados y en el desequilibrio de las composiciones. Nuevamente apreciamos la tensión entre equilibrio armónico y experimentación que apreciábamos en los paisajes.

Para terminar me gustaria citar a Umberto Eco (Historia de la belleza, 2010, p. 359), que nos da las pistas necesarias para llegar a comprender la complejidad psicológica de la obra de Cézanne. Su intención es captar el alma de lo representado, huye de una belleza trascendente para poder explorar las dificultades técnicas, inventar nuevos espacios, nuevas percepciones y nuevas vías de contacto con la realidad en su concepción de "la pintura como una óptica". El arte en los pinceles de Cézanne no sirve como registro de una belleza extática sino como instrumento de conocimiento.



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