sábado, 9 de noviembre de 2013

El Expolio de Cristo de El Greco



Antes (izq.) y después (der.) de la restauración de El Expolio de Cristo.

Hace unos días tuve la oportunidad de ver la obra recientemente restaurada de El Expolio de Cristo (1577-1579) de Doménikos Theotokópoulos, en griego Δομήνικος Θεοτοκόπουλος,  El Greco (Candía, 1541 – Toledo, 1614). Se trata de una de los primeros encargos que recibió el cretense a su llegada a Toledo cuyo tema, poco común (como casi todo en la biografía de este artista), refleja el momento en el que Cristo es privado de sus ropas (a resaltar el magnífico trabajo en color escarlata de las ropas talares de Cristo) tras su ascensión al Monte del Calvario, donde se llevará a cabo su crucifiixón. Actualmente esta obra forma parte de la colección de la Catedral primada de la capital manchega,  a la que volverá con su recuperado colorido original para las conmemoraciones que se avecinan con motivo del cuarto centenario de la muerte de El Greco, que se celebrará en 2014.

Esta pequeña exhibición resulta especialmente atractiva porque es una de esas raras oportunidades que se presentan en los museos de nuestro país para comprender la importancia del estudio técnico (en este caso son la reflectografía infrarroja y la radiografía de la pintura) previo a la restauración de una obra de tal magnitud, más aún cuando detrás de la misma está el magnífico equipo humano del Prado. Especialmente reseñable es la figura del restaurador Rafael Alonso, por cuyas manos han pasado obras de la talla de El Pasmo de Sicilia de Rafael Sanzio (con esto creo que queda todo dicho).



Técnicos inspeccionando la obra en la Catedral de Toledo antes de su traslado al Museo del Prado.

Para todos aquellos que os consideréis neófitos en la materia (yo incluido), explicaré muy brevemente (lo prometo), en que consiste el estudio técnico prevo a una restauración como la que ahora nos ocupa.

A lo largo de la historia muchos pintores aprovechaban (o reciclaban mejor dicho) un lienzo ya pintando para desarrollar otra composición. Esta práctica era típica de artistas tan conocidos como Tiziano o Goya y continúa hasta el arte contemporáneo, pero ¿Cómo se ha podido detectar estos cuadros ocultos dentro de otros cuadros?

Gracias a los avances tecnológicos aplicados al estudios del arte, detalles que se escapan al espectro visible por el ojo humano, empiezan a desvelarse gracias a los estudios mediante radiciones ultravioletas (que detectan alteraciones de capas pictóricas o repintes a través de manchas negras), radiaciones infrarrojas (detectan el dibujo subyacente, algo muy común en pintura flamenca realizada mediante veladuras o el obras del primer renacimiento) y placas de rayos X (se aplican radicaciones de rayos X y se detecta aún más a fondo lo que se esconde detrás).

Para ilustrar estas cuestiones que pueden resultar un poco farragosas, valga el ejemplo de José Gutierrez Solana y su archiconocida obra La tertulia del café Pombo. En ella aparece Ramón Gómez de la Serna, que lleva en su mano el libro Pombo, donde habla de sus amistades que pasaban por el café literario. Ahora vemos como debajo del café Pombo aparece otra imagen sobre la que estaba pintada. Es un tema religioso, donde discernimos una virgen en el centro y una muchacha agachada. Gracias al estudio técnico mediante rayos X, se observa cómo ocultó esa composición y giró el soporte para pintar la obra del café Pombo.



En el caso de El Expolio de El Greco los estudios técnicos no son tan efectistas. Pero lo que podría parecer una decepción a simple vista, es una constatación de la magnitud del encargo. El pintor tuvo que realizar gran cantidad de bocetos y estudios preparatorios para afrontar con total seguridad y sin repintes una obra de semejante tamaño e importancia. Tan sólo unas pocas rectificaciones se aprecian en torno a la cabeza de Cristo (trabajada mediante pinceladas entrecruzadas) y el madero.





 (izq.) Reflectografía infrarroja (der.) radiografía.

Si todavía no habéis tenido la oportunidad de ir a ver esta obra que estará expuesta en la sala 9B del museo hasta su regreso a Toledo, no perdais la ocasión. De todas maneras, sera una buena excusa para acercarse a la antigua capital imperial y empaparse de arte.


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