sábado, 16 de noviembre de 2013

Pedro Berruguete (I). Su estancia italiana


Supuesto autorretrato de Pedro Berruguete. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid.

El pasado domingo día 10 de noviembre tuve la oportunidad de asistir a una conferencia sobre Pedro Berruguete (Paredes de Nava, Palencia ~1450 - 1503) y su obra la Virgen de la leche en el Museo del Prado. Ésta pintura es un depósito del Ayuntamiento de Madrid en el Prado por un período de cinco años (que dio comienzo el pasado mes de julio de 2013). Se trata de una de esas piezas excepcionales que refleja el carácter ecléctico del arte castellano renacentista de la mano de uno de sus mejores exponentes.
Esta conferencia seguramente podréis verla integra en PradoMedia, el excelente recurso online del Museo del Prado desde el que podemos acceder a multitud de material de alta calidad sobre la colección permanente y las exposiciones temporales (os dejo el enlace al final de esta entrada)

Las dos siguientes entradas del blog estarán dedicadas a esta conferencia. En la primera voy a resumir la estancia de Berruguete en Italia, tan discutida como fascinante. La segunda entrada será una sinopsis de lo que Pilar Silva, jefa del departamento de pintura española del Museo del Prado, nos comentó sobre la obra en sí.

Pese a la polémica habitual en los círculos académicos en torno a si estuvo o no en Urbino, el acuerdo general tiende a afirmar que su estilo denota una clara influencia italiana. Pilar Silva argumentaba en esta conferencia la carencia de fuentes documentales definitivas que certificaran de alguna forma la presencia de Berruguete en España entre los años 1473-1482, lo que da pié a pensar que su estancia en Italia fue algo más que una mera suposición. 

En el año 1477 aparece una referencia a un tal "Petrus espagnolo" en un registro notarial del 14 de abril Simone di Antonio Vanni del Palacio de Federico de Montefeltro, Duque de Mantua. Se trata de una manera habitual en la época de referirse a artistas extranjeros que también se practicaba en Castilla como ocurrió con Juan de Flandes o Alejo Fernandez (que adoptó el apellido de su mujer). Además, en algunas de las obras ejecutadas en Urbino en este período aparece la mano inconfundible de Berruguete. No nos referimos a una obra cualquiera, sino a una de las series más representativas del renacimiento italiano: la segunda parte de los 28 retratos de hombres ilustres. De su mano son aquellas piezas de mayor calidad, el resto son de Justo de Gante, con quien colaboró mano a mano en Urbio. Esta colaboración está ampliamente aceptada en los círculos académicos de Italia y Francia, donde se conserva la serie, pero crea cierta controversia y cautela entre los historiadores anglosajones.

Los elementos que han llevado a esa atribución es la forma que tiene de hacer las manos, tan carnosa y característica, que se aprecia también en a Pala de Piero della Francesa para el Duque, similares a las del retablo de Paredes de Navas (Palencia) donde se observa el mismo modo de trabajar. Pilar Silva afirma que Berruguete fue en responsable del dibujo subyacente y la primera capa pictórica de Platón el Ateniense por la gama cromática de tonos claros y toda una serie de elementos que nos hablan de su estilo, pese a que la postura de las manos no presenta su aspecto típico.

En cuanto a su llegada a Urbino, también es muy debatida. No sabemos como entró a trabajar en la corte del Duque. Es probable que que el dominio del estilo flamenco de Berruguete, en especial de las obras de van Eyck, que tan del gusto era del duque y que Berruguete conocía de la colección de Alfonso de Aragón, atrajera la atención de Federico de Montefeltro.


En el Retrato de Federico de Montefeltro con su hijo Guido Balbo (obra de Justo de Gante en colaboración con Pedro de Berruguete. Galeria Nazionale delle Marche, Urbino, alrededor de 1474) apreciamos como el pintor español está traduciendo las calidades y efectos de la luz, a su manera personal y singular de interpretar el estilo flamenco de van Eyck. Frente a los artistas italianos, tendentes a aplicar una perspectiva lineal ortodoxa, Berruguete estaba más interesado en duplicar la realidad gracias a su pericia con los modos flamencos. De Italia se trajo consigo el perfeccionamiento de la representación de la figura humana en movimiento (en claro contraste a la estática quattrocentista) en línea con las obras de los Pollaiolo o Donatello.

Como dato curioso, señalar que en esa misma época, en la década de los 70 del siglo XV, Rafael Sanzio estaba en Urbino formándose como artista y admirando la serie participada por Berruguete de los homine singulari.

PradoMedia: http://www.museodelprado.es/pradomedia/


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