miércoles, 13 de noviembre de 2013

Roma en el bolsillo. Cuadernos de dibujo y aprendizaje artistico en el siglo XVIII (del 15-10-2013 al 19-01-2014) Museo Nacional del Prado, Madrid.

Retrato de un dibujante, José del Castillo, Cuaderno italiano III, p. 286, 1762, Madrid, Museo Nacional del Prado


Cualquier amante del arte comprende la importancia artística de una ciudad como Roma. Desde la Antigüedad hasta nuestros días actúa como faro de artistas e intelectuales de todo el mundo atraídos por una acumulación de belleza y obras de arte inconmensurable. Todos tenemos nuestro propio cuaderno de viaje de esta ciudad, ya sea por haberlo plasmado en papel o en forma un cuaderno inventado compuesto por todas las imágenes y recuerdos que atesoramos gracias a todas las veces que hemos viajado a Roma, que hemos leído sobre la ciudad o soñado con ella.


Entre 1758 y 1764, un grupo de ocho estudiantes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando fueron seleccionados y premiados para completar su formación artística en Roma. en estas salas se exponen los cuadernos de cinco de ellos: Domingo Álvarez Enciso, Antonio Primo, Domingo Antonio Lois, Salvador Maella y José del Castillo. Además se exhiben los cuadernos de Goya y de otros artistas extranjeros.

Para poder entender el fenómeno de las academias en el siglo XVIII, de su importancia artística y su función de dictadores del gusto de la época, creo que es necesario realizar una muy breve introducción de la fundación de la que aquí nos ocupa.  La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, bajo patrocinio del rey Felipe V, remonta sus orígenes a las academias privadas de artistas como el escultor Domenico Olivieri (escultor oficial del llamado Palacio Real Nuevo iniciado tras el incendio del antiguo Alcázar de Madrid en 1735), que se materializan en la Junta preparatoria de 1744 a 1752. No fue hasta el reinado de Fernando VI, en el año 1752, cuando se funda la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Junto con la formación en su sede madrileña, otorgaba competitivas becas a sus alumnos para completar sus estudios en Roma, centro del arte clásico y visita obligada para todo artista Europeo del siglo XVIII. Este es el objeto de esta exposición, los cuadernos de esos alumnos y sus impresiones de la ciudad eterna.
Alegoría de las Artes, José del Castillo. Cuaderno italiano I, p. 3, 1762, Madrid, Museo Nacional del Prado

Son obras raramente visibles al publico general en las que los pensionados dibujaban y anotaban todo aquello que le mandaban sus profesores pero desde un punto de vista personal, no destinados a ser expuestos. Los artistas, a veces de forma caótica y otras muy ordenada, daban cuenta de sus impresiones de la ciudad, de sus fuentes, arquitecturas o sus gentes, trasluciendo rasgos de su personalidad a través de esas visiones subjetivas. Incluso algunos de ellos levaban a cabo pequeños balances de sus gastos de estancia en la ciudad, pues no hay que olvidar que eran estudiantes con un presupuesto limitado, casi como un erasmus de hoy en día.

Junto a los cuadernos de viaje se exponen toda una serie de obras que completan esta formación. Son dibujos del natural realizados en el entorno de la Academia del Nudo en el Campidoglio, frente a un modelo desnudo en clases destinadas a desarrollar una mirada clásica hacia el movimiento, el esfuerzo y la anatomía humana. Era una parte más formal pero fundamental para el aprendizaje de cómo dibujar y cómo captar con la mayor verosimilitud posible los matices del cuerpo desnudo, copiando posturas clásicas o reinterpretando obras de grandes artistas que posteriormente reflejarán en obras de su madurez artística.

Como viene siendo habitual en el Prado, nuevamente se nos presenta la ocasión de acceder una parte fascinante de sus inmensos fondos. Es una exposición coqueta y pequeña pero muy intensa, pues revela un período fundamental que marcará el resto de la vida y obra de grandes artistas como Goya, Maella, Jose del Castillo o Reynolds.A destacar la asociación con Samsung, que permite a los visitantes disponer de un tablet en el que están descargados en alta resolución algunos de los cuadernos expuestos. Resulta curioso ver a los visitantes sentados en los bancos dispuestos a la entrada de la exposición con estos "cuadernos" del siglo XXI como si fueran aquellos estudiantes cargados de ilusión en la Roma del XVIII.

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