viernes, 10 de enero de 2014

El triunfo de San Hermenegildo, de Francisco Herrera El mozo



Francisco Herrera El mozo, El triunfo de San Hermenegildo, 1654, Museo Nacional del Prado, Madrid.
El día 1 de diciembre del año pasado asistí a una conferencia en el Museo del Prado sobre una de las obras más bellas del Barroco español de la segunda mitad del siglo XVII, por lo que decidí que sería una estupenda manera de dar la bienvenida de una manera triunfal en una de mis primeras entradas de este 2014 mediante un breve resumen de lo que allí se comentó.


El ponente era el sevillano Francisco J. Cornejo, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla y doctor en Historia del Arte. El tema central de la conferencia era mostrar como el pintor sevillano realiza un manifiesto de la Sacra Monarquía a través de este magnífico cuadro. A continuación intentaré transmitiros lo mejor que pueda la esencia de esa interesante ponencia.

El protagonista absoluto del lienzo es San Hermenegildo. Por lo que para comprender la obra es necesario hacer una breve síntesis de la vida del  santo. Se trataba de un príncipe visigodo, hijo de Leovigildo, al cuál su padre nombró rey asociado de la provincia bética (región que ocupaba la mitad sur de la península ibérica). Hay que comprender que la monarquía por aquel entonces era electiva  y la asociación de los príncipes a territorios era una fórmula habitual para acrecentar su poder asegurando, de alguna manera, que algún día llegaran a ser reyes. Era la etapa previa a la monarquía hereditaria.

En el año 579 se rebeló contra su padre. Los historiadores hablan de esa rebelión para unificar la Península Ibérica trás la expulsión de los Bizantinos. Tanto San Gregorio de Tours (en sus diez libros de historia) como San Isidoro de Sevilla (en su "Historia de los Godos, Visigodos y Suevos") mencionan su rebelión pero en ningún momento aducen motivos religiosos. Fue San Gregorio Magno, que en sus "diálogos" le presenta como mártir de la causa religiosa, pues renunció al arrianismo para adoptar el cristianismo romano ante su padre Leovigildo y el obispo de quien rechazó la comunión, provocando su martirio mediante un hachazo en la cabeza. Esta será la versión que triunfe entre los historiadores a partir del siglo XII.

Una vez considerado santo tras su martirio, su hermano Recadero convocó el Concilio de Toledo para establecer la religión del Papa de Roma como religión oficial del reino Visigodo, renunciando al arrianismo. El respaldo definitivo al culto a San Hermenegildo se produjo con la conquista de Sevilla por Fernando II "el Santo".

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II impulsa el culto a San Hermenegildo con una clara intención propagandística en torno a la propia monarquía hispánica, realizando un claro paralelismo entre ambos personajes: rey, santo y antecesor de los Austria. Los Habsburgo quieren remarcar el carácter sagrado de su monarquía; es por ello que en 1585 toma unas reliquias del santo en un monasterio de Aragón y las lleva al monasterio de "El Escorial"; un año después, por presión directa de Felipe II, Sixto V declara el culto a San Hermenegildo en toda España.

La madrileña iglesia de San Hermenegildo de Madrid, asociada al convento de los Carmelitas Descalzos y financiada por la monarquía, era el destino de esta obra de Francisco Herrera El Mozo (Sevilla, 1622 - Madrid, 1685). Los descendientes de Felipe II siguieron apoyando el culto al santo, así Felipe III, nacido el día de San Hermenegildo, paso a llamarse Felipe Hermenegildo, y siguió financiando las obras de la iglesia. Mientras que Felipe IV consiguió que Urbano VIII proclamase el culto universal al santo. 

El complejo concepto de Sacra Monarquía que maneja el profesor Cornejo en esta ponencia, procede de la Antigüedad clásica y judáica. Es la idea de un rey por "la gracia  de Dios" para cumplir la voluntad divina en la tierra. A partir de esta idea, en la literatura, el teatro y la pintura encontramos ejemplos de como los Austria son elegidos por Dios para regir el destino de la monarquía hispánica.  Por lo tanto los reyes se sirven de las artes para desarrollar el proyecto propagandístico de  su propia   dinastía. Como el precedente más destacable, podríamos mencionar la presencia de Carlos I y Felipe II en la Gloria de Tiziano en la zona celestial junto a la Santísima Trinidad. Era la fórmula de la Sacra y Católica Real Majestad llevada al lienzo que sirvió de modelo a sus descendientes.

San Hermenegildo es utilizado para los intereses personales no sólo de reyes, sino también de nobles y caballeros. Una de las características de estas imágenes es la división entre el espacio terrenal de los mortales frente al celestial de los divinos. un tipo de composición heredara de las obras religiosas representadas en los teatros de corrala de la época, en los que la parte baja de la escenografía se destinaba al espacio terrenal y la parte superior para el espacio sagrado.


Francisco Herrera El viejo, San Hermenegildo, 1622, antigua iglesia de San Hermenegildo, Sevilla. 

Francisco Herrera El viejo (Sevilla, 1590 - Madrid 1654), padre de El mozo, pinta en 1622 todo un programa ideológico y propagandístico de compleja lectura en su tránsito de San Hermenegildo. A los pies del cuadro se sitúa Recadero con su corona y cetro,que se identifica  con la figura de Felipe IV, que está siendo dirigido por San Leandro y San Isidoro. El santo situado junto al joven Felipe IV señala la figura  central como modelo y ejemplo de vida. La figura de san Hermenegildo, con crucifijo en la mano, aparece coronado por los ángeles que portan los atributos del martirio y de la monarquía (corona y cetro). su vestidura es "a la romana" pero pero con un rostro que se  aproxima al de los Habsburgo (podría tratarse de Felipe III Hermenegildo, llamado en vida El santo). Por último, a la derecha del cuadro aparece  un personaje anciano, es Leovigildo agarrado a los símbolos del poder.

Francisco Herrera el Mozo simplifica personajes pero mantiene la carga ideológica de Sacra Monarquía en una composición dinámica, audaz y aparentemente libre frente a la estable y ordenada del padre. la mayor parte de su composición es Gloria, con el santo volando, influencia clara de su estancia italiana. La zona terrenal, en la  parte inferior izquierda, esta ocupada por la figura de Leovigildo junto al obispo arriano que sujeta un cáliz en la mano (aludiendo al martirio del santo). Estos dos personajes parecen caer en el infierno frente a un San Hermenegildo apoteósico, triunfal, en definitiva, es el mundo de las sombras frente al mundo de la luz, el vencedor sobre el vencido, la Sacra Monarquía venciendo a la herejía.











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