1.- David vencedor de Goliat, hacia 1600, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado, Madrid.
Esta obra, de atribución discutida, representa el momento posterior a la victoria de David sobre el filisteo Goliath. La figura de David no es el joven atlético propio del Renacimiento, sino un muchacho que aparece como vencedor del mal gracias a la fe y a su astucia.
2.- Santa Catalina de Alejandría, 1598, óleo sobre lienzo, Museo Thyssen-Bornesmiza, Madrid.
Encargada en Roma por Francisco María del Monte. La modelo es una célebre cortesana de la época vestida ricamente como corresponde a una princesa y arrodillada sobre un cojín, mira al espectador. La rueda con los cuchillos, la espada que la decapitó y la palma aluden a su martirio.
3.- San Juan Bautista con el cordero, 1598, óleo sobre lienzo, Museo Catedralicio de la catedral de Toledo.
Nuevamente es una obra cuya autoría ha sido discutida por los historiadores. Mediante su comparación con otros cuadros donde aparecen modelos similares, el detallismo de la naturaleza que recuerda a su famoso cesto de frutas, etc., han hecho que la mayoría de los historiadores den como buena esta pieza.
4.- San Jerónimo, 1606, óelo sobre lienzo, Museo de Montserrat, Barcelona.
Pertenece desde 1915 a la colección de la abadía. Gracias a los estudios técnicos realizados durante su restauración en el Museo del Prado en 2005, se sitúa su origen en la colección romana Giustiniani, de donde proceden otras notables obras del artista italiano. El óleo se cree pintada cerca de 1605, poco después del asesinato que llevó a Caravaggio a huir de Roma. Presenta al santo en actitud reflexiva y meditabunda ante una calavera. La escena se encuentra iluminada por un haz de luz que crea un intenso contraste lumínico, evoca un intenso misticismo y denota la presencia de la divinidad en la escena.
5.- Salomé con la cabeza de Juan el Bautista, 1609, óleo sobre lienzo, Palacio Real de Madrid.
La obra era una de las favoritas del rey Carlos VII de Nápoles, que la trajo consigo tras ser nombrado rey de España, siendo mejor conocido como Carlos III. Se trata de una composición de madurez del artista. En este período se acentúa el realismo de los personajes representados y el contraste lumínico es menos intenso que en épocas anteriores. La obra es considerada una de las más destacadas de esta fase final de Caravaggio.
Al parecer la obra fue realizada para el gran maestre de la orden de Malta, pero el barco que se dirigía a la isla mediterránea fue interceptado por las tropas del reino de Nápoles, que incautaron el valioso lienzo para incorporarlo a las colecciones reales.
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