Frederic, Lord Leighton. Lachrymae, 1894-95, óleo sobre lienzo. Catharine Lorillard Wolfe Collection. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Los Prerrafaelitas galvanizaron el mundo artístico británico desde la segunda mitad del siglo XIX con una visión creativa cuyo eco llega hasta la actualidad. La Hermandad fue fundada en 1848 por Millais, Hunt y Rossetti en oposición al conservadurismo academicista de la Royal Academy of Arts y al convencionalismo de la época victoriana con una clara intención: recuperar un arte más espontáneo inspirado en la pintura flamenca e italiana del primer Renacimiento. En definitiva, su rechazo a la práctica artística academicista de su tiempo, acusada de vacua, les hizo apostar por un arte más sincero y cercano a lo que consideraban la sinceridad del arte.
Sir Edward Burne-Jones, La Canción de Amor, 1868-77, óleo sobre lienzo. The Alfred N. Punnett Endowment Fund. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
El nombre que adopta este grupo de artistas denota la fuente de sus influencias artísticas: el arte medieval y renacentista anterior a la era de Rafael. Originalmente concebida como una hermandad secreta, pequeña y selecta, el movimiento poco a poco fue ganando adeptos que aportaron nuevos acercamientos al arte y ambiciones renovadas.
El motivo de centrar su atención en lo medieval y renacentista tiene su por qué en la propia intencionalidad reformadora del grupo. Como indica el historiador E. H. Gombrich, si el arte tenía que ser reformado, era preciso retroceder más allá de Rafael, retornar a la época en la que los artistas todavía eran artesanos fieles a Dios, en que se esforzaban cuanto podían en copiar la naturaleza, no pensando en la fama terrenal sino en la mayor gloria de Dios. Creyendo que el arte se había vuelto insincero, por influjo de Rafael, y que su misión era volver a la edad de la fe, este grupo de amigos se dio a sí mismo el nombre de Hermandad Prerrafaelista.
Sir Edward Burne-Jones, Noé, 1 de febrero de 1874, carboncillo sobre papel. Harris Brisbane Dick Fund. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Lo más curioso es que lejos de carecer de artificialidad, estas obras la tienen en extremo. Así, mientras su punto de partida fue muy semejante al de Millet y Courbet, su meritorio intento les llevó a un callejón sin salida. Su propósito de convertirse en una suerte de nuevos primitivos era demasiado contradictorio como para triunfar.
Esta pequeña exposición de apenas treinta obras procedentes de las colecciones del museo y de las colecciones locales, ensalza a figura de la segunda generación de Pre-rafaelitas, encabezada por figuras de la talla de Edward Burne-Jones, William Morris y Dante Gabriel Rossetti.
Sir Edward Burne-Jones, Angeli Laudantes, 1898, manufacturado por Morris & Company, tapiz. Rogers Fund. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Pinturas, dibujos, muebles, cerámicas, textiles y libros ilustrados, entre otros objetos, desde 1860 hasta finales del siglo XIX, muchos de ellos vistos juntos por primera vez, muestran el profundo impacto del movimiento y de sus ideales a medida que estos fueron adoptados por diferentes artistas y de muy diversas maneras. Uno de los aciertos de esta exhibición, además de poner el acento en el Arte Victoriano, es acercar al público una pequeña parte de la colección del Metropolitan poco conocida por las masas.
Ford Madox Brown, La convaleciente (un retrato de la mujer del artista), 1872, pastel. Rogers Fund. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
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