Man Ray, Antonin Artaud, 1926, Centre Pompidou, París.
"Van Gogh cometió suicidio porque la conciencia colectiva como un todo no pudo tolerarle más"
En mayo de 1946 se interrumpe el confinamiento de Antonin Artaud en el psiquiátrico de Rodez, pero sólo le quedan dos años de vida que serán especialmente fecundos. "Artaud el Momo", "La cultura indiana" y "Van Gogh, el suicidado por la sociedad", jalonan ese tiempo en el que también dibuja rostros humanos y pronuncia o intenta pronunciar una conferencia en el Vieux Colombier, que asombra aún a los espectadores.
Artaud comenzó a dibujar en 1919. Desde 1922 en adelante, realizó escenografías y diseños de vestuario para sus proyectos teatrales. En 1945, el doctor Ferdière, director del hospital psiquiátrico de Rodez y un defensor acérrimo de la terapia artística, le animó a expresarse a través del dibujo. Los grandes bocetos realizados en Rodez y los autorretratos realizados en París desde 1946 revelan el proceso de auto recreación iniciado por Artaud para restaurar la unidad esencial de su cuerpo y mente, destruida por la violenta enfermedad y la terapia de electro-shock posterior.
Antonin Artaud, autorretrato, 17 de diciembre de 1946, colección privada.
A finales de 1946, Pierre Loeb, fundador de la Galerie Pierre en París, sugirió a Artaud que escribiera sobre Van Gogh, en la creencia que tras nueve años de estancia estaba suficientemente cualificado como para plasmar en papel sus reflexiones sobre un artista acusado de loco. Artaud se encontraba en el proceso de preparar sus escritos para su publicación, pero no se encontraba completamente satisfecho de su trabajo, lo que le producía cierta insatisfacción hacia el proyecto. Tras la publicación de la obra Du demon de Van Gogh, del psiquiatra François-Joachim Beer, con motivo de la inauguración de una exposición sobre Van Gogh en el Musée de l'Orangerie de París en enero de 1947. Artaud encontró fascinante el retrato clínico realizado por Beer hasta tal punto que le hizo replantearse su análisis, acusando a la sociedad, como un todo, de conducir a Van Gogh hacia el suicidio por su indiferencia o para evitar que explorara más profundamente ciertas verdades ocultas e inexplicables.
Artaud realizó una visita a la mencionada muestra del Musée de l'Orangerie y dibujo en su catálogo y en dos libros de Wilhelm Uhde y Anne-Marie Rosset para sumergirse en los trabajos de Van Gogh. Basándose en los trabajos y análisis de Artaud, esta exhibición adopta una nueva aproximación a la obra de Van Gogh agrupada en torno a sus propias descripciones.
Vincent van Gogh, Autorretrato como pintor, diciembre 1887 - febrero 1888, Museo Van Gogh, Amsterdam.
"Van Gogh, ¿un loco? / permitid a cualquier que alguna vez supo mirar un rostro humano echar un vistazo / ante un autorretrato de Van Gogh (...) pintado por un Van Gogh extra lúcido, esa cara de carnicero pelirrojo, inspeccionadonos y mirándonos, escudriñando al espectador con sus ojos brillantes / no conozco a un solo psiquiatra que pudiera saber como escudriñar un rostro humano con esa fuerza poderosa, la disección es irrefutable / psicología realizada con un cuchillo."
"Una vela sobre una silla, un sillón de paja verde trenzada, un libro sobre el sillón, y el drama se esclarece. ¿Quién está por llegar? ¿Tal vez Gauguin o algún fantasma?"
"Van Gogh no abandonó la vida por sí mismo, por efecto de su propia locura. Fue por la coacción, psiquiatra profano, causa eficiente, directa y suficiente de esa muerte. Después de leer las cartas de Van Gogh a su hermano, he llegado a la franca y segura certeza de que el doctor Gachet, "psiquiatra", aborrecía, en verdad, a Van Gogh, pintor, y que lo aborrecía como pintor, pero sobre todo como genio."
"Lo que más asombra en Van Gogh, el pintor de todos los pintores, es que, sin escapar de lo que se llama y es pintura, sin dejar de lado el tubo, el pincel, el encuadre del motivo y de la tela, sin apelar a la anécdota, a la narración, al drama, a la acción con imágenes, a la belleza propia del tema y del objeto, logró infundir pasión a la naturaleza y a los objetos en tal grado que cualquier cuento fantástico de Edgar Poe, de Herman Melville, de Nathaniel Hawthorne, de Gerard de Nerval, de Achim d´Arnim o de Hoffmann, no aventajan en nada, dentro del terreno psicológico y dramático, a sus telas de dos centavos, sus telas, por otro lado, casi todas de dimensiones sobrias, como respondiendo a un fin predeterminado."
No hay comentarios:
Publicar un comentario