miércoles, 14 de mayo de 2014

Sofonisba Anguissola (1532-1626): una artista en la corte más poderosa del Renacimiento.



 Sofonisba Anguissola, Felipe II, 1565; 1573, Museo Nacional del Prado.

Pocos sabran que uno de los mejores retratos realizados del rey Felipe II es obra de una mujer. Se trata de la artista italiana Sofonisba Anguissola. Nacida en Cremona, Italia, en 1530 en el seno de una familia acomodada, destacó desde su juventud por su destreza con los pinceles y el dibujo, además de por su maestría en la música (especialmente como arpista) y sus buenas dotes para las relaciones sociales.

Tanto ella como sus cinco hermanas (Elena, Lucia, Europa, Minerva y Anna Maria) fueron instruidas en el arte de la pintura gracias al apoyo de su padre, Amilcare Anguissola, que siempre confió en el talento de sus hijas. Sofonisba, apenas con 14 años de edad, entró como aprendíz en el taller de Bernardino Campi y, cuatro años después, en el de Bernardino Gatti. Sus retratos de esta época se escapan de los modelos academicistas, aplicado un estilo más personal en el que primaban las poses informales y las actitudes e interiores cotidianos de una noble de su rango.

Como todo artista ambicioso, trás sus primeros años de formación se hacía imprescindible viajar a Roma para aprender en el centro artístico del momento de los grandes maestros y conseguir importantes contactos. Allí tuvo la fortuna de conocer a Miguel Ángel, que por aquel año de 1554 ya gozaba de reconocido prestigio. Entablo buena amistad con el genio Buonarotti,  que le permitió aprender su técnica de una manera informal durante al menos dos años.


Sofonisba Anguissola, Autorretrato, 1556, Museo Lancut, Polonia.

Cuatro años después, en Milán, entró en contacto con la nobleza española, retratando al III duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo Pimentel. Éste, impresionado por la técnica y el talento de Sofonisba, recomendó al rey Felipe II sus servicios.


 Sofonnisba Anguissola, La reina ana de Austria, 1573, Museo Nacional del Prado. 

En 1559, mediante invitación real, entró a formar parte de la corte española trás su llegada a Madrid recibiendo la cantidad de 200 ducados. Durante su estancia madrileña retrató a buena parte de la corte y llegó a ser nombrada dama de la reina Isabel de Valois. Por desgracia la mayor parte de sus obras se perdieron durante el incendio del Alcazar en 1735.

En sus retratos de corte muestra un especial interés por captar la psicología del personaje, aunque con un estilo propio marcado por la influencia de Corregio que suaviza los rasgos y el tono general de estas obras, dando lugar a delicadas y exquisitas piezas que se sitúan entre los más destacados retratos del siglo XVI.

En España residió casi dos décadas. Período en el que contrajo matrimonio con Francisco de Moncada, de quien enviudó ocho años después. Trás la muerte de su esposo en Italia decidió permanecer en su país natal, donde contrae segundas nupcias con el acaudalado y joven noble genovés Orazio Lomellino, cuya fortuna, junto a la pensión otorgada a la artista por Felipe II, permitió que desarrollara plenamente su libertad artística. 

Su fama era tal que periódicamente recibía la visita de jóvenes artistas de toda Europa de paso por Italia, pidiendo consejos técnicos y artísticos a una pintora consagrada. Es curiosa la visita de Anton Van Dyck en 1623, anotando en su cuaderno de viaje la lucided de una ya anciana Sofonisba. Su muerte se produjo en 1626, a la avanzada edad de 96 años.



1 comentario:

  1. Muchas gracias por rescatar a esta gran pintora. El comentario es excelente y muy interesante.

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