viernes, 5 de diciembre de 2014

Rembrandt: desnudos. En el Museo Carlos de Amberes.




Rembrandt, Rembrandt dibujando junto a una ventana, 1648, 160 x 130 mm, Biblioteca Nacional de España.

El nuevo Museo de maestros flamencos y holandeses Carlos de Amberes, inaugura su programa de exposiciones temporales con una selecta muestra de once grabados de Rembrandt. Hasta el próximo 2 de febrero de 2015, podremos deleitarnos con las piezas procedentes de la Fundación Custodia de París y la Biblioteca Nacional de España.


 La mayoría de los grabados son aguafuertes. Técnica indirecta de grabado en hueco que, resumiendo el proceso, consiste en dibujar en una capa de cera (o barniz) aplicada en una plancha de cobre; posteriormente se somete la plancha a la acción del ácido nítrico aguado, que actúa sobre el dibujo (el resto se encuentra protegido por el barniz o la cera); por último, se retira el barniz o cera, se aplica tinta, que se introduce en los surcos, se retira el sobrante y se puede proceder a estampar la plancha en un papel humedecido que absorbe la tinta.


Rembrandt, Hombre desnudo sentado en el suelo, 1646, 97 x 168 mm, Biblioteca Nacional de España.

La piezas de esta muestra se sitúan entre 1640 y 1660, época en la que el maestro holandés parecía más centrado en el dibujo y el grabado que en la pintura, abarcando la práctica totalidad de géneros. En verdad, su labor como grabador fue enorme, llegando a realizar casi 400 obras; su autoría sigue siendo discutida, pues como apunta el historiador Francisco Esteve Botey, el gremio de San Lucas no permitía a los discípulos firmar las obras de los talleres de sus maestros, que eran los autores legales de las mismas[1].

La colección de grabados flamencos y holandeses de los siglos XVI y XVII que atesora la Biblioteca Nacional de España es de una notable importancia, al igual que los más de 7.000 dibujos y 30.000 grabados de la parisina Fundación custodia. El asunto del desnudo, que es el leitmotiv de la muestra, era habitual en los talleres holandeses, como el de Rembrandt, donde, según el panfleto informativo que acompaña esta exhibición, cumplían una función didáctica para que los alumnos y aprendices del taller realizasen sus ejercicios. En otros casos, como en el de Júpiter y Antíope, el desnudo es un fin en sí mismo, para el deleite de los sentidos, el disfrute de artista y espectador.


Rembrandt, Mujer desnuda sentada en un montículo, 1631, 179 x 162 mm, Fundación Custodia-Collection Frits Lugt, París.

La exposición, realmente, no es que sea especialmente fascinante. Es más, quien espere algo parecido a la retrospectiva que hizo el Prado de los últimos años del maestro o a la muestra de grabados de la Biblioteca Nacional, quedará francamente decepcionado. Lo importante es apoyar a un nuevo museo que se incorpora al catálogo cultural madrileño y, por qué no decirlo, disfrutar del placer del esplendor del arte holandés.


[1] ESTEVE BOTEY, Francisco. Grabado: buril, aguafuerte, aguatinta, etc. Editorial Maxtor, Valladolid, 2003. p.42

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