GOYA,
Francisco de. El príncipe Baltasar Carlos, cazador. Sanguina sobre dibujo preliminar, líneas
de enmarque a grafito y sanguina, 268 x 156 mm, 1778 - 1779. Hamburgo,
Hamburger Kunsthalle, Kupferstichkabinett © Hamburger, Kunsthalle / bpk, Foto:
Christoph Irrgang
La exposición
Dibujos españoles en la Hamburger
Kunsthalle: Cano, Murillo y Goya,
del 30 de octubre al 8 de febrero de 2015, ofrece la oportunidad de apreciar
una de las mejores colecciones de dibujos de grandes maestros de la escuela
española fuera de nuestras fronteras.
MURILLO,
Bartolomé Esteban. Asunción de la Virgen. Lápiz negro, pluma y aguada de tinta castaña y toques de aguada gris,
216 x 198 mm, h. 1665 - 1668. Hamburg, Hamburger Kunsthalle,
Kupferstichkabinett © Hamburger Kunsthalle / bpk, Foto: Christoph Irrgang
José Manuel
Matilla, Jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo, y comisario de
la muestra, explica cómo ésta forma parte de un proyecto que el Museo del Prado
lleva desarrollando desde hace unos años: acercar al público mediante
exposiciones temporales algunas de las mejores y más selectas colecciones de
dibujo español conservadas fuera de nuestras fronteras; tal fue el caso de la
dedicada a la de la Hispanic Society o
la que pudimos disfrutar el pasado 2013 del British
Museum. El ciclo se cierra con la colección del Hamburger Kunsthalle, que forma parte de un gran conjunto adquirido
a finales del XIX en Londres (a su vez formaban parte de las obras atesoradas
por coleccionistas ingleses en la España del XIX).
En su amplia
mayoría, son obras que formaban parte del material de trabajo de los alumnos
que asistían a la academia de fundada por Murillo, Valdés Leal y Herrera el Joven
en el XVII. Por lo tanto, son instrumento y herramienta de aprendizaje de
nuevos creadores, que posteriormente fueron también utilizados en la academia
sevillana fundada bajo patronazgo real en la Sevilla del siglo XVIII.
DEL CASTILLO
Y SAAVEDRA, Antonio. David y Goliat. Sanguina, 293 x 192 mm, 1646 - 1655. Hamburg, Hamburger
Kunsthalle, Kupferstichkabinett © Hamburger Kunsthalle / bpk, Foto: Christoph
Irrgang
La muestra
reúne también obras de artistas no estrictamente sevillanos, pero si en la
orbita de los anteriores como son Antonio del Castillo o Alonso Cano. En el
caso de Del Castillo y Saavedra, se aprecia cómo sus obras reivindican su autoría
material e intelectual mediante las inscripciones de su puño y letra; se trata
de una pugna que mantenía con otros creadores que trabajaban asuntos similares.
Se aprecia cómo el orgullo de los pintores empieza a cobrar importancia también
en la propia obra.
El intervalo
creativo que abarcan estos dibujos va desde los trazos destinados al
aprendizaje de las formas y estilo de otros artistas, mediante la copia de
obras de maestros, pasando por los pequeños detalles a modo de estudios
singularizados de determinados aspectos, que entrañan notable complejidad,
hasta composiciones muy acabadas previas a su traslado definitivo al lienzo.
En este
conjunto los dibujos de Goya tienen una posición de honor, constituyen un epílogo
extraordinario, de excepcional en calidad y eje central de la muestra, que
pertenecieron al erudito y coleccionista de la España del XVIII Juan Agustín Ceán
Bermúdez: son los dibujos preparatorios para los aguafuertes de la colección de
obras de Velázquez que se conservan en el Prado. Son obras que Goya comenzó a
vender en forma de estampas en 1778 con objeto de difundir en Europa la Colección
Real española desde su interpretación de las obras de Velázquez, a las que
inevitablemente imprime su sello creador.
En definitiva
veremos el trabajo en las academias, un recorrido por la escuela sevillana del
XVII y una muestra (a modo de exposición dentro de la exposición) de lo más
destacado de Goya; todas las piezas muy relacionadas con los que el visitante
podrá ver en las salas de la colección permanente del Prado, la culminación
perfecta de la visita.
No me cansaré
de recomendar una y otra vez las muestras que reúnen este tipo de obras, pues
son una gran oportunidad de acercarse a facetas más íntimas del proceso
creativo de los artistas. Obras preparatorias que en la mayoría de los casos no
estaban destinadas a ser vistas por el público, sino que eran una herramienta
para la formación de jóvenes alumnos que se empezaban a forman en las Bellas
Artes; por lo tanto, harán las delicias de todos aquellos aficionados a dibujar
o tomar apuntes cada vez que se acercan a un museo.
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