domingo, 20 de abril de 2014

Arte y devoción. Procesión de Jesús Nazareno de Medinaceli.


El Viernes Santo realiza su procesión por las calles de Madrid la imagen más venerada y castiza de entre todas las que pueden admirarse en la capital. La organización corre a cargo de la Archicofradía Primaria Nacional de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno. El itinerario de la procesión es el siguiente: Iglesia-Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli - plaza de Jesús - calle del Duque de Medinaceli - plaza de las Cortes - carrera de San Jerónimo - puerta del Sol - calle de Alcalá - plaza de Cibeles - paseo del Prado - plaza de Cánovas del Castillo - carrera de San Jerónimo - calle del Duque de Medinaceli - plaza de Jesús - Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli.

La archicofradía se fundó en Madrid a principios del siglo XVIII, en concreto el 16 de marzo de 1710 por ciento cuarenta y dos caballeros con el título de Esclavos de Jesús Nazareno, cuya obligación principal era la de asistir a la procesión del Viernes santo "en la que sale su Majestad por las calles".

Según establecen sus Constituciones, la Esclavitud se encuentra abierta a toda clase de personas, ya sean seglares o clérigos, hombres y mujeres. De hecho, pertenecieron a la misma tanto la nobleza como la gente del pueblo llano y desde 1819 el Rey de España figura como protector de la Esclavitud. El Duque de Medinaceli, por ser patrono de la iglesia donde estaba la imagen, aparece desde la fundación como Hermano Mayor de dicha Congregación.


La imagen de Jesús Nazareno de Medinaceli es un talla anónima del siglo XVII, realizada probablemente en el taller de los sevillanos Luis de Peña o Francisco de Ocampo. Actualmente se conserva en la Basílica de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli de los Pp. Capuchinos en la Plaza de Jesús. El asunto de esta imagen es un típico tema contrarreformista del Barroco español: el Ecce Homo. La fuente literaria la encontramos en el Evangelio de San Juan (19, 4-5):

"Salió Pilato -gobernador romano de la provincia de Judea- otra vez fuera, y les dice "Mirad, os lo saco fuera para que sepáis que no encuentro en él ningún delito". Salió, pues, Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato exclamó: "He aquí al hombre""

La imagen aparece en soledad, símbolo del sufrimiento y el tormento al que fue sometido Jesús. Un sufrimiento tanto físico como moral fruto de los pecados de la humanidad. La idea es provocar en el fiel la misma reflexión. La corona de espinas -en ocasiones también con la caña a modo de cetro- y el purpurado son símbolos de la realeza, pero en este caso símbolos de burla al colocarse sobre el cuerpo lacerado y desnudo de Jesús.


El magnífico trono procesional data de 1945 y es obra de Francisco Palma Burgos y es sobre el que actualmente sale a las calles de Madrid la talla en Viernes Santo.

Lo más curioso de esta imagen es su historia cargada de leyenda. La talla fue un encargo de los Padres Capuchinos de Sevilla, que la trasladaron al norte de África, la ciudad de Mamora, a principios del siglo XVII. Cuando la ciudad cayó en manos del rey Musley Ismael, la imagen fue trasladada a Mequínez, donde fue arrastrada por las calles y vejada en señal de odio hacia la cristiandad y lo que ésta representaba. El padre trinitario Fray Pedro de los Ángeles, decidido a recuperarla, ofreció el equivalente en monedas de oro del peso de la imagen. Dice la leyenda que milagrosamente la talla redujo su peso hasta alcanzar la cantidad de treinta monedas de oro, la misma por la que Judas traicinó a su maestro según narra el episodio evangélico.


(izq.) Litografía de 1695, con la leyenda de "Verdadero Retrato de la milagrosa imagen de Jesús Nazareno, cautivo y ultrajado..." (Der.) Calcografía del siglo XVIII de la imagen de Jesús Nazareno de Medinaceli que se venera en "el Convento de los Padres Trinitarios de la Corte de Madrid

La historia dio lugar a su primera advocación popular como "Jesús del Rescate", e inició su periplo por Tetuán, Ceuta, Gibraltar, Sevilla, hasta llegar a Madrid en verano de 1682. La capital se engalanó y la imagen salió en una procesión que congregó a todo el pueblo de Madrid, desde las gentes mas humildes hasta la nobleza, incluyendo a la casa real.

La fama milagrosa de la imagen se extendió como la pólvora. A este hecho se une la creciente popularidad que a finales del siglo XVII adquirieron las procesiones de Semana Santa en las que participaban imágenes ultrajadas y desagraviadas (como es el caso de este Jesús Nazareno) que se realizaban los viernes por la mañana, atrayendo a mucho público y con notable éxito frente a las "procesiones de Corte" de la tarde (Sánchez de Madariaga, Elena en La imagen religiosa en la monarquía hispánica: usos  espacios).


Imagen de Jesús de Medinaceli a su regreso de Ginebra.

Desde entonces la talla ha sobrevivido a desamortizaciones, revoluciones y guerras -incluso pasó una temporada en Ginebra para protegerla durante la Guerra Civil- hasta ocupar el lugar donde todos los viernes cientos de fieles se congregan para besar sus pies en el camerín situado sobre el presbiterio del altar mayor de la Basílica.

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