La apoteosis de Degas, 1885, fotografía, Colección Robert Flynn Johnson.
"El dibujo no trata de lo que ves, sino de lo que puedes hacer que otros vean" Edgar Degas.
Edgar Degas, Bailarina basculando (bailarina verde), 1877-79, pastel y gouache sobre papel, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
La exposición, organizada por la Fundación Canal de Isabel II, reúne más de cien obras entre dibujos, grabados, fotografías, monotipos, una escultura y una carta que nos introducen en el mundo más íntimo del artista. La muestra se completa con obras poco conocidas de algunas de sus amistades como Cézanne, Fantin-Latour o Toulouse-Lautrec.
Todas las obras proceden de la colección privada de Robert Flynn Johnson, nunca antes expuestas juntas y que nos permiten conocer a la persona detrás del genio. Las temáticas son la familia, los amigos, el cuerpo humano, los caballos (con la obsesión de reflejar el movimiento fielmente) y, por último, el mundo urbano.
Edgar Degas, Achille Degas, 1853, Colección Robert Flynn Johnson.
Edgar Hilaire Degas (París 1843 - París 1917) nació en el seno de una acomodada familia de origen franco-italiano. Era el primogénito de una próspera familia dedicada a la banca y a los negocios del algodón de Nueva Orleans. Desde pequeño mostró su inclinación y talento hacia el dibujo, pero por presiones de su padre Edgar cursará estudios de Derecho. La mala relación con su padre y su deseo de seguir sus impulsos, hizo que Degas abandonara sus estudios y el hogar familiar, estableciéndose por su cuenta en un pequeño estudio de la capital francesa. Pronto las aguas volverían a su curso, y el padre de Edgar accedió a financiar los estudios artísticos de su hijo, a ello contribuyó la amplia cultura del padre, amante de la buena música y del arte renacentista italiano.
Edgar Degas, Oficina de algodón en Nueva Orleans, 1873, óleo sobre lienzo, Musée des Beaux-Arts de Pau
En 1853 entra como aprendiz en el taller del discípulo de Ingres Louis Lamothe. La preparación de estos años consistió en aprender de los grandes maestros, para lo cual copió numerosas obras del Louvre como preparación para obtener una beca que le permitiera ampliar estudios en Italia. Mientras tanto en 1855 se inscribió en la Escuela de Bellas Artes, aunque a los pocos meses la abandonó para cumplir el sueño de todo artistas del momento, viajar a Italia. Tuvo que hacerlo por su cuenta, pero consiguió mantenerse durante tres años copiando las obras de los grandes maestros del Renacimiento y las esculturas clásicas que iban apareciendo en las excavaciones arqueológicas que se sucedían en la ciudad eterna.
Edgar Degas, Estudio de una antigua cabeza de joven. Estudios de piernas y pie, 1854-1855, Colección Robert Flynn Johnson.
Los estudios de Degas nunca fueron concebidos para ser expuestos al público, por lo que se vuelven una muestra del artista más íntimo, un espacio vedado normalmente para el gran público. Son obras en las que muestra su obsesión por captar el movimiento con la mayor fidelidad posible teniendo en cuenta la belleza artística y la indagación en la profundidad del ser humano en sus quehaceres cotidianos.
En Italia entabló amistad con otros artistas franceses como Gustave Moreau, desarrolló el gusto por la pintura veneciana, por su compatriota Delacroix, por el grabado y la fuerza expresiva de Rembrandt y el Barroco holandés.
Paul Cézanne, Autoretrato, 1876.
En 1859 Degas vuelve a Paris, donde se esfuerza por obtener el reconocimiento de su gremio mediante su participación en el Salón de París con obras de temática histórica. En ellas muestra lo que ha aprendido a través de Delacroix, Ingres, Mantegna o Piero della Francesca. En estos años se produce un interesante encuentro con Manet en las salas del Louvre, mientras Degas copiaba una obra de Velázquez que le serviría para realizar un aguafuerte. Manet introdujo a Degas en el movimiento realista, en el gusto por las estampas japonesas y en el creciente interés por el surgimiento de la fotografía como un método de análisis de su proceso creativo. Los temas que le interesaban eran algo diferentes a los de pintores como Monet, Sisley o Cézanne, pues prefería escenas de ballet, los cafés, las bañistas o las planchadoras.
La Guerra Franco-Prusiana de 1870 supuso un punto de inflexión vital, participando en la Guardia Nacional y en la defensa de París. Los años posteriores estarán marcados por el deterioro de su visión y las consecuencias de la guerra, haciendo que abandonara momentáneamente París por el campo, después pasaría por Londres e incluso realizaría un viaje a Nueva Orleans para conocer a su familia materna, donde realizó su magnífica obra Mercado de algodón.
La Guerra Franco-Prusiana de 1870 supuso un punto de inflexión vital, participando en la Guardia Nacional y en la defensa de París. Los años posteriores estarán marcados por el deterioro de su visión y las consecuencias de la guerra, haciendo que abandonara momentáneamente París por el campo, después pasaría por Londres e incluso realizaría un viaje a Nueva Orleans para conocer a su familia materna, donde realizó su magnífica obra Mercado de algodón.
Edgar Degas, La chanteuse, 1888-1889, Colección Robert Flynn Johnson.
De vuelta en Paris en 1874, participó en la primera exposición de los impresionistas y en las sieta que realizaron. Trás la muerte de su padre y descubrirse los problemas financieros por los que pasaba su familia, comienza a vender sus obras, algo que no había querido realizar hasta el momento. A medida que su fama crecía sus obras se vendían con mayor facilidad, explorando temas como la prostitución o sus famosas escenas de ballet. En su interés por reflejar la vida urbana destaca su papel como observador de la mujer hasta tal punto de que el burdel acabó siendo uno de los asuntos principales de sus obras más íntimas; al contrario de lo que podría parecer, son una serie de monotipos, producida por Ambroise Vollard, que reflejan una gran sensibilidad y verismo de Degas hacia las prostitutas.
A medida que su fama crece, también lo hace su leyenda como personalidad agria, de mal carácter, crítico con la democracia y la educación de las masas. Con el cambio de siglo, este carácter ultra conservador se va acentuando al igual que su soledad, muriendo el 27 de septiembre de 1917 a la edad de ochenta y tres años tras pasar meses postrado en la cama.
Una interesante reseña de Degas. Las obras no tan conocidas y publicadas en esta entrada nos ayudan a valorarlo más todavía. Su mal carácter fue tan famoso como su obra, al médico oftalmólogo que lo opero de cataratas le dijo, después de operado, que le había hecho el peor daño de toda su vida...
ResponderEliminarSaludos.