(Izq.) Alonso Cano, Aparición de Cristo crucificado a Santa Teresa de Jesús, 1629, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado. (Der.) Alonso Cano, Aparición de Cristo resucitado a Santa Teresa de Jesús, o Matrimonio místico de Santa Teresa, 1629, óleo sobre lienzo, Museo Nacional de Prado.
Desde el pasado 11 de abril podemos disfrutar de ocho nuevas obras que formarán parte de la colección permanente del Museo Nacional del Prado. Adquiridas en 2013 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, han entrado a formar parte de museo como adscripción del ministerio con la intención de suplir algunas de las carencias de la pinacoteca. Entre los liezos se encuentra la Oración en el huerto de Giulio Cesare Procaccini; la Oración en el huerto de Luis de Morales; la Aparición de Cristo crucificado a Santa Teresa de Jesús y la Aparición de Cristo resucitado a Santa Teresa de Jesús, o Matrimonio místico de Santa Teresa, de Alonso Cano; San Jerónimo orando, tabla anónima flamenca; Cristo ejemplo de mártires de Juan de Roelas; Dios Padre retratando a la Inmaculada, de José García Hidalgo; y las Lágrimas de San Pedro anónimo de la pintura española del siglo XVII.
Desde el pasado 11 de abril podemos disfrutar de ocho nuevas obras que formarán parte de la colección permanente del Museo Nacional del Prado. Adquiridas en 2013 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, han entrado a formar parte de museo como adscripción del ministerio con la intención de suplir algunas de las carencias de la pinacoteca. Entre los liezos se encuentra la Oración en el huerto de Giulio Cesare Procaccini; la Oración en el huerto de Luis de Morales; la Aparición de Cristo crucificado a Santa Teresa de Jesús y la Aparición de Cristo resucitado a Santa Teresa de Jesús, o Matrimonio místico de Santa Teresa, de Alonso Cano; San Jerónimo orando, tabla anónima flamenca; Cristo ejemplo de mártires de Juan de Roelas; Dios Padre retratando a la Inmaculada, de José García Hidalgo; y las Lágrimas de San Pedro anónimo de la pintura española del siglo XVII.
Giulio Cesare Procaccini, Oración en el huerto, 1616-1620, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado.
El pintor de origen boloñes y asentado en Milán Giulio Cesare Procaccini (1574-1625), presenta en su Oración en el huerto el momento en el que un ángel conforta a Jesús antes de su Pasión, mientras tres apóstoles (Pero Santiago y Juan), duermen a su alrededor. Es una obra de gran calidad, con un fuerte contraste lumínico y el uso vibrante de los blancos, verdes, azules y rojos, característicos de su estilo y de la escuela lombarda a la que representa.
La procedencia de esta obra de Procaccini es incierta. Los datos de son escasos e incompletos, siendo la única pista una etiqueta en su reverso de la Junta de Incautación donde se lee "Roda", en referencia al vizconde de Roda, cuya colección procede de la de Gonzalo de Ulloa, conde de Adanero.
Luis de Morales, Oración en el huerto, década de 1560?, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado.
La Oración en el huerto del extremeño Luis de Morales (1515-1586) narra el mismo tema que la obra de Procaccini.La inspiración procede de una obra de Jan Gossaert existente en el Staaliche Museen de Berlín, fechada en 1510. La composición es más tradicional que la de Procaccini, destacando sobremanera el magnífico paisaje del fondo, donde añade a los elementos arquitectónicos un ancho río con barcas y figuras en la lejanía.
Aunque la fecha de la realización de la obra resulta problemática, es posible que se realizara en los años 60 del siglo XVI por su estilo más depurado. Es probable que la obra se relacione con un encargo destinado al Prior de San Juan.
Las dos obras de Alonso Cano (1601-1667) vienen a suplir la carencia de obras de su juventud, destacando por su técnica descriptiva y a iluminación anturalista. Características propias de su época sevillana, anterior a su traslado a Madrid en 1638. Las obras representan la doble vertiente de la santa: una como escritora, y fundadora, (que le valió el título de "Doctora de la Iglesia") de inspiración divina, y la otra como santa famosa por sus visiones, en concreto este encuentro aparece descrito en su obra Las Moradas (Morada VII, cap II).
Los lienzos aparecen mencionadas en los estudios realizados sobre Alonso Cano en 1955, probablemente como parte del encargo que recibió en 1628 para el ornato del retablo de Santa Teresa del convento carmelita de San Alberto, en Sevilla, siguiendo el criterio del padre Francisco de Ortega.
Anónimo flamenco, San Jerónimo orando, a partir de 1533, óleo sobre tabla, Museo Nacional del Prado.
El anónimo flamenco que representa a San Jerónimo, se asocia con el llamado Maestro de las Medias Figuras, que trabajó entre 1520 y 1540 probablemente en Amberes. Anteriormente a su adscripción, la obra pasó por el museo para su estudo dendrocronológico, fechando la tabla en torno a 1527, aunque la obra fuera ejecutada a partir de 1533.
Lo más curioso de la obra es la manera poco habitual en que representa al león que constituye el atributo del santo: el león está matando a una liebre, símbolo de la lujuria, reflejo de la superación de las tentaciones a través de la penitencia.
Juan de Roelas y taller, Cristo ejemplo de mártires, hacia 1615, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado.
La oba atribuida a Juan de Roelas (¿-1625) y su taller tiene un mayor valor iconográfico que por su autoría. El estilo del pintor, de una pincelada más rica y juegosa en su trazo -como afirma el museo- no se aprecia en la mano del pintor de ésta obra. La tela presenta aspectos similares a otros lienzos de asunto martirial que Roelas y sus discípulos pintaron para el convento de la Merced Calzada de Sevilla, pero las diferencias son tan notables que es complicado confirmar su autoría.
José García Hidalgo, Dios Padre retratando a la Inmaculada, hacia 1690, óleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado.
El cuadro firmado "Joseph garcia fact." en la esquina inferior izquierda, es obra de José García Hidalgo (1645-1717), pintor y tratadista levantino que ejemplifica el uso de las estampas como instrumento de aprendizaje propio de un arte liberal, sometido a reglas y con una historia prestigiosa. Un esfuerzo por dignificar la pintura tan característico del Siglo de Oro donde la imagen pictórica, la teoría artística y las argumentaciones teológicas caminan de la mano.
Anónimo español (primera mitad del siglo XVII), Las lágrimas de San Pedro, hacia 1620-1630, ñoleo sobre lienzo, Museo Nacional del Prado.
La última de las obras, un lienzo anónimo del XVII, representa a san Pedro trás negar que era discípulo de Cristo. El asunto fue muy popular durante el Siglo de Oro siendo esta obra por su sngular calidad y sencillez en la composición un buen ejemplo de ello.
Para una información más detallada sobre las obras aquí expuestas, os dejo un link a la web del Prado donde podréis leer en profundidad la información que he utilizado para desarrollar esta entrada:
https://www.museodelprado.es/coleccion/novedades/adscripciones-2013/
No hay comentarios:
Publicar un comentario